Maternidad resiliente y equilibrada

¿Qué es la resiliencia? ¿Por qué es tan importante la resiliencia en las estructuras? ¿Qué pasa si una estructura no está en equilibrio? ¿O una persona?

Resiliencia y equilibrio, dos cualidades que encuentro tienen relación directa con la maternidad y con la vida en general.

Se dice que una estructura es resiliente cuando después de recibir un sismo recupera la energía de deformación, esto es, vuelve a su estado en reposo; durante el sismo se deforma, pero después todo vuelve a la normalidad. De esa misma manera la maternidad llegó a mí, como un sismo que me sacudió física, emocional y espiritualmente, que me ha hecho aprender más de lo que había aprendido en toda mi vida.

Sin darme cuenta fui adquiriendo nuevas posturas hacia todo lo que me rodeaba, mis prioridades cambiaron, me volví más sensible en temas de bebés, de educación, crianza, de la humanidad y un sinfín de cosas relacionadas. Después de ese sismo, el equilibrio no lo adquirí de inmediato, de hecho, aún estoy equilibrándome.

Como ser humano, como mujer, como Syanya, tengo muchos intereses, sueños y actividades que me apasionan. Con un bebé eso queda de lado, al principio, pero poco a poco he buscado el equilibrio, encontrándolo a momentos, teniendo mis pies muy bien cimentados y dejando que la parte superior de mi lidie con las sacudidas, hasta que lleguen a cesar. Tal cual como un edificio después del sismo.

Siempre que me imaginé teniendo hijos, me vi cuidando de ellos. Para mí es muy importante la cercanía de la madre en la infancia temprana; así lo viví yo en casa con mi madre y creo que fue y ha sido muy enriquecedor para mí y mis hermanos. La dedicación, la atención, los lazos que se forman son cruciales. Gracias a eso somos lo que somos ahora y al verlos a ellos me siento muy orgullosa, así como de mis padres.

¿Por qué menciono esto? Porque es algo clave en la dinámica que tengo en mi vida en estos momentos. Al estar embarazada seguí trabajando como ingeniera estructural. En todo el proceso de mi embarazo mis compañeros, incluso mis jefes, estuvieron muy pendientes de mí, me cumplían mis antojos de embarazo, me chiqueaban. No recuerdo exactamente en qué etapa de mi embarazo estaba cuando platiqué con Federico Alba acerca de mi futuro laboral y él se mostró siempre dispuesto a la adaptación de una nueva forma de trabajo o a horarios especiales. No me sorprendió, ya que no soy la primera mamá en Alba Proyecto Estructural y siempre se nos ha transmitido al equipo el interés y preocupación por parte de los directivos a que nos sintamos felices y no descuidemos nuestra vida familiar y/o personal. Por lo tanto, Federico me propone esperar a que nazca Ikal, que pase mi cuarentena e incapacidad para decidir mi futuro laboral en ALBA.

Alrededor del sexto mes de embarazo detectan que mi bebé tenía exceso de líquido cefalorraquídeo en un ventrículo cerebral, pudiendo expandirse a una hidrocefalia. Mis revisiones médicas se volvieron más continuas y yo siempre tuve la esperanza de que fuera un error de interpretación médica o que al final resultara que mágicamente ese líquido disminuía.

Ikal nació un viernes, una semana después de que mi incapacidad empezara. Lo recibí con sentimientos de amor profundo como nunca antes había sentido, con ternura, miedo, incertidumbre y mucho cariño, y, debo decir, un poco atolondrada por la anestesia local de la cesárea. Ese viernes 28 de julio del 2017 los médicos implicados deciden programar su operación al día siguiente para colocar una válvula de derivación ventriculoperitoneal y drenar el líquido extra. La alegría de recibir a Ikal se tornó gris con esta inminente operación. Afortunadamente resultó sin inconvenientes, pero a mi pequeño guerrero lo dejaron 10 días más en terapia intensiva para observación y más estudios, detectando un coloboma en su ojo derecho, una malformación que es causa de su estrabismo.

Todo esto me obligó a tener fortaleza y ponerle buena cara al futuro. Los médicos me recomendaron llevar a Ikal a estimulación temprana, para ayudarlo en su desarrollo ya que, con un poco de incertidumbre, le pronosticaron dificultades de aprendizaje y autonomía.

Con esta situación volví a hablar con Federico y en mi deseo de seguir laborando acordamos un nuevo puesto trabajando desde casa por medio tiempo, para poder así estar al pendiente de mi bebé. Me sentí profundamente apoyada y afortunada, pues me permitió no desconectarme de mi carrera y a la vez cuidar a mi bebé tiempo completo, algo que pocas empresas hacen y por lo que muchas mujeres se ven obligadas a dejar a sus bebés en guarderías o dejar sus carreras de lado, por lo menos un tiempo.

Es importante que más empresas tengan un cambio de conciencia y de cultura, pues somos cada vez más mujeres profesionistas y me parece justo que podamos tener horarios flexibles y otras facilidades para madres.

Poco más de un año después, sentí la necesidad de volver a la oficina, por lo que hablé con Andrés Sánchez, mi jefe directo en turno, y justamente tenían una vacante para la coordinación del área de RETAIL, la cual tomé y actualmente ocupo.

Mientras trabajaba en casa, me di a la tarea de informarme acerca de la estimulación temprana tomando un pequeño curso y yo estuve aplicando los ejercicios aprendidos a Ikal por un tiempo. Después pagamos por terapias en casa y por último entró al CRIT donde lleva terapias de lenguaje, física y ocupacional. Por fuera también lo llevamos a terapia visual.

El sismo que mencioné ha tenido muchas réplicas, pero nos hemos ido adaptando a estas sacudidas. He aprendido a no comparar el desarrollo de mi bebé con el de ningún otro, a respetar su ritmo de aprendizaje, pero siempre alentándolo a seguir hacia adelante, a valorar cada logro por más mínimo que sea y que a veces me hacen derramar una lágrima de mamá orgullosa por su bebé. Aprendí también que es muy importante el tiempo que se le dedica a un niño, que se sienta amado, escuchado, respaldado y valorado pues su autoestima se construye desde pequeño, enseñarles que se puede hacer todo lo que se propongan por medio de constancia y esfuerzo.

Antes de ser madre tenía más actividades en mi vida diaria, una de ellas es la danza. Felizmente la he ido retomando: es tan parte de mí que la tuve que agregar de nuevo a mi vida.

Me estoy equilibrando todos los días. Todos tenemos distintas áreas de nuestras vidas que necesitamos satisfacer, son las fuerzas que nos mantienen en equilibrio, que nos mantienen felices y plenos. Veo crucial que al ser madre no dejé de ser la que ya era.  No me abandoné, no me dejé de lado. Puede tal vez sonar egoísta para algunos el hecho de que una madre piense en eso, pero si uno quiere, se organiza y cuenta con el apoyo de la pareja, familiares y amigos, se puede lograr.

Me parece más valioso que Ikal crezca feliz viéndome feliz, porque además de ser madre puedo seguir siendo profesionista, desenvolviéndome en mi trabajo, bailando, compartiéndole el gusto por el arte y el sentido de la responsabilidad. A veces creo que es un poco ambicioso, pero al mismo tiempo me llena de energía tener mil actividades en la semana, nuevos retos con Ikal y poder ver su sonrisa, esa sonrisa que me derrite todos los días.

Syanya Sánchez es coordinadora de Retail en ALBA Proyecto Estructural, ingeniera civil por la Universidad de Guadalajara, bailarina apasionada, amante de la vida y la naturaleza.